Flexus Vitae

Las formas ahusadas de José Miguel tienen ese parentesco seductor con las metáforas del origen de las cosas, con lo primordial, lo ancestral. Las curvas de la vida de José Miguel son, no obstante, geometría esperanzadora, hay en ellas un ideal de belleza y sencillez. La belleza es siempre idéntica a través de la historia: la belleza sí que nos importa y mucho.

Va la piedra a la mano del escultor y ésta le roba su apariencia de piedra y la convierte en ídolo, en alegoría, en templo. Entremos al templo de las curvas de vida y recemos un poco para ver si lo que esconden dentro los dioses ahusados nos habla con susurrante embeleso.

Manuel Vilas

a juzgar por la extrema depuración formal y volumétrica, y también la compleja simplicidad, que caracterizan a todas y cada una de sus esculturas, representación en el tiempo y en el espacio de un reducido y riguroso repertorio de signos y formas fundamentales con las que el autor parece resumir y universalizar todo el inabarcable conjunto de pensamientos, experiencias, sensaciones, fantasías y sentimientos que conforman el entramado intelectual y sensitivo en que se sustentan nuestra concepción del mundo y las percepciones que las definen e identifican.

Juan Bolea Fernández-Pujol

en un escueto y esencial vocabulario de símbolos, poco a poco reducido a uno solo de significación unívoca o diversa y presencia constante ( que se yergue altanero, o se acuna dulcísimo, o se repite al repetir gozoso el fragor de las olas), cuya condición auroral se ha materializado de manera obsesiva en esa almendra esencial, esa mandorla, esa vaina repleta de futuro, ese universal grano seminal y fecundo que convoca todas las esperanzas, los recuerdos, el sentido secreto de la vida, y cuya naturaleza más profunda no es otra sino la feraz e inmarcesible semilla de los sueños.

Rafael Ordóñez Fernández